Perdida en el recuerdo, mi alma ausente,
se encuentra con tu imagen que regresa
con todas las zozobras y tristezas
que antaño me causaras inclemente.
¡Qué duro constatar que, simplemente,
yo era, en tu ajedrez, sólo otra pieza!
que usabas tu ternura y tu belleza
de forma harto cruel, tan indecente.
Hoy miro mi pasado y no deploro
el tiempo en que te amé, desde el silencio,
con todo el corazón, ¡amor de loco!
Yo sé que aún me añoras, ¡sí, lo siento!
y tengo la certeza, no sé cómo,
que habito por las noches en tus sueños.
domingo, 17 de mayo de 2009
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