viernes, 29 de agosto de 2008

EL RASGUEO SIN PREJUICIOS (1)

Al igual que en todos los gremios o mundillos profesionales en el de la guitarra existen prejuicios, ideas preconcebidas, leyendas negras, tabúes, etc. instalados que con demasiada frecuencia lastran y, por lo tanto, condicionan de forma indeseable el aprendizaje y posterior desarrollo profesional del guitarrista. Un buen número de ellos involucran de forma más o menos directa a la técnica del rasgueo. La intención del presente artículo es la de refutarlos.
Uno de los prejuicios más extendidos se refiere a la “extremada” dificultad de la técnica del rasgueo, especialmente cuando se trata de los mecanismos más complejos, es decir, aquellos que requieren el uso combinado de varios dedos, tales como los llamados rasgueos “en abanico” de los que existen diferentes modalidades y por tanto se ejecutan con distintas combinaciones de dedos. Nada más lejos de la realidad. El rasgueo es una técnica – en realidad se podría decir que forma un “corpus” técnico cuyo límite depende de la imaginación del profesional que lo cultive – que, al igual que cualquiera otra, sólo requiere para su aprendizaje un estudio bien estructurado, sistematizado y metódico. Esto no diferirá entonces mucho – si es que difiere en algo – de los planteamientos metodológicos habituales para cualquier otra técnica guitarrística. Convendrá entonces partir de algún que otro concepto que considero aún no suficientemente claro.
Comencemos por plantearnos la siguiente pregunta: ¿es la guitarra un instrumento de cuerda “exclusivamente” pulsada? Mi opinión personal es que la guitarra es un instrumento de cuerda pulsada y percutida, toda vez que la técnica del rasgueo requiere golpear las cuerdas en su superficie con diferentes intensidades para conseguir el efecto deseado. Y por lo que parece no soy el único en opinar así ya que en más de un método antiguo – véase por ejemplo la “Instrucción de Música sobre la Guitarra Española” de Gaspar Sanz – sus autores hacen una clara diferenciación entre tañer rasgueado y tañer punteado. Según el Diccionario de la Real Academia Española rasguear es: “tocar la guitarra u otro instrumento rozando varias cuerdas a la vez con las puntas de los dedos”. Esta definición la considero relativamente adecuada en la medida que rozar es tocar ligera o superficialmente algo. No obstante, si a la hora de rasguear nos limitásemos solamente a rozar las cuerdas el resultado final sería pobre, en lo que a volumen se refiere, y desdiría mucho del resto de los pasajes no rasgueados de la obra en cuestión. Bien al contrario, para conseguir un rasgueo efectivo hay que percutir las cuerdas en su superficie, imprimiendo a esta percusión la fuerza adecuada en cada momento. Dependiendo de los diferentes planos dinámicos que plantee la obra en ejecución podemos encontrarnos con que los dedos pueden llegar a rasguear, llegado el caso de que el volumen requerido sea de piano o pianissimo, rozando las cuerdas, lo cual no dejará de ser una percusión ligera, pero percusión al fin y al cabo.
Por lo que concierne al método de enseñanza-aprendizaje a seguir para conseguir un nivel de competencia adecuado en la técnica de rasgueo habrá que comenzar, al igual que en otras técnicas guitarrísticas tales como la del arpegio – del cual también se puede decir también que integra un “corpus” técnico de extensión imprecisa, ya que siempre se pueden concebir fórmulas nuevas – por los mecanismos más elementales e ir progresivamente incorporando los más complejos, que no dejarán de estar conformados por diferentes combinaciones de los elementales. ¿Qué problema puede plantear una sistematización coherente como la que apunto? ¿Puede un estudiante o un profesional que quieran aprender a rasguear siguiendo un método bien estructurado llegar sin embargo después a la conclusión de que el rasgueo es “extremadamente” difícil? Yo no lo creo. Cosa más difíciles he visto hacer a muchos estudiantes y profesionales que luego “se caían con todo el equipo” cuando tenían que enfrentarse a un pasaje rasgueado. Lo cual significaba sólo una cosa: falta de conocimiento y entrenamiento adecuados de la técnica. Sólo eso.

martes, 26 de agosto de 2008

EL RASGUEO, ESA ASIGNATURA PENDIENTE (2)

Me pareció entonces, y me sigue pareciendo aún, absurdo que el estudiante de guitarra se vea forzado a recurrir a otras fuentes distintas a las del conservatorio para aprender a rasguear. Eso nos conduce como resultado a un panorama que, a mi modo de ver, no deja de ser bastante desalentador: al del guitarrista clásico profesional que no es especialmente hábil en la ejecución de pasajes rasgueados y que tiende a simplificar la técnica empleada mediante el uso sólo del índice o, todo lo más, empleando un rasgueo en “abanico” irregularmente articulado, en el cual no queda claramente expresado su diseño rítmico interno.
No nos engañemos. Por lo general, y aunque duela reconocerlo, el guitarrista clásico tiene el rasgueo como “asignatura pendiente”. Así nos encontramos con que muchos eluden tocar obras que incluyen el rasgueo en algún momento, o que, no eludiéndolas, se limitan a simplificar esos pasajes rasgueados utilizando otras fórmulas sustitutorias, para no complicarse la vida. Los hay también que sin embargo no eluden ni las obras ni los rasgueos, y muchas veces ejecutan estos últimos de forma desmañada o incluso torpe, de lo cual, hasta cierto punto, no tienen demasiada culpa, ya que en su periodo de formación en el conservatorio no encontraron quien les enseñase esa técnica de forma adecuada y metódica, viéndose así obligados a enfrentar los pasajes rasgueados como mejor pueden. Sé que esta opinión que aquí expongo le escocerá a más de uno y que me arriesgo a que se me tilde de pretencioso o soberbio. No me importa. Después de haber “toreado en muchas plazas” he visto de todo. Y una de las cosas que más he visto en reuniones informales en las que había algún que otro guitarrista de formación clásica, el guitarrista popular, o incluso el aficionado, le daba al de conservatorio en el terreno del rasgueo y el acompañamiento improvisado a canciones “sopas con honda”. Si no era que el guitarrista clásico declinaba “modestamente” el honor de deleitar a los asistentes con su arte, y así no quedaba en entredicho su nivel de competencia. Reitero por lo tanto que en este terreno la formación guitarrística en los conservatorios tiene al rasgueo como asignatura pendiente.
Llegados a este punto me parece oportuno además hacer referencia a otro de los aspectos positivos de la técnica en cuestión. Y es el de que, al emplearse en ella en gran proporción los movimientos extensores de los dedos – no olvidemos que la técnica clásica emplea fundamentalmente los movimientos flexores – cumple una función de compensación que redunda en beneficio del funcionamiento de la mano, sirviendo en muchos casos para prevenir futuros problemas de lesiones o simplemente para fortalecer la pulsación. En una puesta en común del tema junto con el profesor brasileño Marcos Vinicius con motivo de un cursillo que dictaba en “La Casa de la Guitarra” en Madrid, el guitarrista Claudio Tupinambá, también brasileño y asistente al citado curso, expresó su opinión acerca de la importancia de tener una buena técnica de rasgueo y nos daba noticia de cómo un fisioterapeuta le había puesto al corriente de los problemas que se podían derivar de aplicar una técnica excedente en movimientos flexores, en ocasiones ejecutados con un grado de tensión innecesaria, no compensada con movimientos extensores. Él había tenido que ocasión de tratar a más de un guitarrista con lesiones que, según su parecer, provenían de esta técnica no compensada. En principio la opinión de este profesional me parece plausible – por ser una voz autorizada desde el punto de vista de la fisiología –, aunque me imagino que habrá gente que discrepará de ella. Por lo que a mí respecta el rasgueo me ha sido en todos los sentidos especialmente beneficioso a lo largo de todos los años de mi trayectoria como estudiante y como profesional. De ahí mi gran interés en sistematizarla y divulgarla. No dudo que hay bastante materiales didácticos, fundamentalmente de guitarra flamenca, que incluyen capítulos dedicados a su enseñanza, pero igualmente sé que en la actualidad, y hasta donde yo conozco, no hay ningún método o ensayo técnico que se ocupe de forma exclusiva de esta técnica. Espero que esta modesta contribución mía enfocada a solventar esta carencia sea de utilidad.

lunes, 25 de agosto de 2008

EL RASGUEO, ESA ASIGNATURA PENDIENTE (1)

En 1988, coincidiendo con la Semana Santa, asistí al 1er Curso de Guitarra de la Villa de Luarca (Asturias). El Curso lo dirigía el guitarrista y compositor asturiano Moisés Arnáiz, y lo dictaba Flores Chaviano, cuya presentación, obviamente, no es necesaria. Una de las actividades programadas para el curso era la celebración de “mesas redondas” en torno a temas concretos de la guitarra, en todas sus vertientes. Fue precisamente en una de esas mesas redondas en la que yo planteé la ausencia tan generalizada de la enseñanza de la técnica del rasgueo en los conservatorios, ya que no había material didáctico específico, y como consecuencia de ello se derivaban no pocos problemas a la hora interpretar obras que incluían pasajes rasgueados. En general, todos los asistentes estuvieron de acuerdo con lo que planteaba y la mayoría reconocían, no tener mucho dominio de ésta. Fue entonces cuando Flores Chaviano, que ya me conocía desde años atrás - concretamente desde que nuestro común amigo el guitarrero Evelio Domínguez nos presentara a la entrada de un concierto que se celebraba en el Instituto de la Juventud de Madrid- me animó a que escribiera un tratado de rasgueo, ya que yo estaba versado en el tema por haberme curtido en el mundo de la música folclórica española e iberoamericana, en la música western y pop, y por tocar flamenco. La idea en principio me agradó por lo que de reto personal y profesional tenía. Poco a poco fui madurándola y llegué a la conclusión de que si no un tratado, que sería demasiado arduo de confeccionar y no menos de divulgar, sí podía diseñar un curso de técnica básica de rasgueo mediante el cual enseñar lo fundamental de ésta. Dicho y hecho, y después de haberlo impartido en varios conservatorios, diseñé un segundo nivel del curso. Lamentablemente por diversas circunstancias este curso, o cursillo, no lo he podido difundir todo lo que hubiera sido deseable. Tampoco, y después de algunos intentos, he podido lograr que alguna editorial se mostrase interesada en publicar los cuadernos técnicos que lo acompañan, y eso a pesar de que reconocían que el trabajo era muy interesante y la aportación muy importante. En algunos casos se argumentaba que en realidad el rasgueo pertenecía al mundo del flamenco y no al de la guitarra clásica. ¡Habrase visto la ignorancia! ¿Qué es lo que plantean entonces, entre otros, compositores como Gaspar Sanz, Ludovico Roncalli, Luigi Boccherini, Joaquín Turina, Joaquín Rodrigo, etc.?¿Y qué sucede entonces con las muchas obras de compositores iberoamericanos que también la emplean en sus obras de inspiración folclórica? Todas esta reticencias expresadas, tanto por colegas que no tienen la humildad de reconocer esta carencia técnica, como por editores miopes, me ha llevado a la determinación de poner los contenidos fundamentales de mi curso a disposición de todo aquel que entre en este Blog, que combino en un a modo de jugada a tres bandas con el tema que tengo abierto en el foro de http://guitarra.artelinkado.com/index.php y en mi canal de YouTube http://es.youtube.com/user/rinconguitartistico. Todos los materiales que pongo a disposición de los usuarios son originales y están registrados y, por lo tanto, son de uso restringido. Son además el fruto de veinte años de trabajo en los que me he ocupado de sistematizar cada vez más la enseñanza de la técnica de rasgueo para así hacer más asequible su aprendizaje. Soy consciente de que lloverán no pocas críticas, y que no pocas de ellas serán descalificadoras. A esas ya estoy acostumbrado después de más de treinta años en la profesión, por lo que aquellos que no tengan nada que aportar harían bien en abstenerse, porque les haré tanto caso como “el que oye llover”, y su aportación será “delicadamente” obviada y eliminada. Quien quiera, por otro lado, expresar su opinión y hacer una crítica constructiva, bendito sea. La gente de bien nos entendemos por que tenemos buenas intenciones. Ruego encarecidamente que en los comentarios no se empleen fórmulas tipo “sms”. Yo soy un defensor convencido y militante del buen uso del idioma y me hiere profundamente el deterioro que se está haciendo de éste con esas “fórmulas marginales” de expresarse. También me manejo en Inglés; lo digo por si algún angloparlante quisiera dejar su comentario; y bastante en Italiano (en eso cuento con ayuda). Por el momento nada más. ¡Bienvenidos a mi Blog!